— Piedra encontrada — Olas remotas que rugen en la arena, corriente misteriosa que en la playa avanzas como un toro enfurecido o a veces como un perro fatigado lames humildemente la pisada, ¿de qué fondo devienes y me entregas el ánfora de arcilla, el pedernal, la piedra por el tiempo trabajada? ¿Este guijarro extraño y reluciente que mi mano sostiene es alfabeto o signo caprichoso que el hombre inmemorial lanzó a la playa; esas marcas y círculos son letras o simplemente ornato y distracción de un pueblo sumergido en tus entrañas? Qué mensaje me traes, di qué me ocultas en tu cántico de espuma milenaria? * * * — Soneto de la soledad — Un día como hoy yo estuve cerca del esplendor maduro y la tersura de un ser mío tallado en la penumbra del cuarto familiar y la cocina abierta. En donde la caricia fabricada era de luz, de colmenar ¡dulzura! de abeja alucinada de ternura que en el darse crecía y aumentaba. ¡Oh, alero de quietud, árbol de sombra! que en la torpeza del buscar fue destruido. ¿Dónde persistes tú?, ordenadora de mi espacio disuelto, torbellino que inútilmente busca su reposo y en su ir y venir recobra el giro. * * * Antonio Cabán Vale nació en Moca en el año 1942 |
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