— ¡Cómo voy a olvidarte! — Yo te llevo muy dentro para darte olvido; formé madre, contigo un solo corazón... Un corazón que vive –si es que acaso yo vivo–, santuario a tu memoria, mecido en oración. Yo te llevo muy dentro, tan dentro, que no puedo quitarle a mis pupilas lo que de ti grabó; te busco en todas partes, y en todas te presiento, se eterniza en mi oído el eco de tu voz. Estás conmigo siempre latiendo en mis entrañas; tu recuerdo es el bálsamo que tengo en el dolor; pues sé que a mi reclamo tu espíritu se acerca para hacer de mi alma un filtro de tu amor. Estás conmigo siempre, como mi propia vida, vida que de tu vida hiciste para mí... ¡Cómo voy a olvidarte, madre del alma mía, si lo que soy y he sido yo te lo debo a tí!... * * * |
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