— Rubén Darío — Toda la vida tuvo la pena de estar vivo, toda la vida se conformó con soñar. Era ingenuo y humilde porque era sensitivo. La gloria fue su culto y un arpa fue su altar. Su alma era un Cisne sobre un lago ilusivo, y con su alma de cisne se dio todo a cantar. Y así fue por el mundo, silencioso y esquivo, ebrio de azul de cielo y ebrio de azul de mar. El espiritu de Grecia lo poseía. Abrevó en los mas claros oasis de poesía, y donde había una rosa ponía una flor de lis. Maravillas radiantes fluían de su mano. En Roma fue creyente, y en Francia fue pagano, y se dio todo a todas las fiebres de París. * * * Ángel Muñoz Igartúa nació en Quebradillas en el año 1905 |
Borinquen Décimas Sonetos Portada |