— Amanecer — Venus su rayo postrimero vierte, y del alegre sol que torna ufano al rubio oriente, en el confín lejano ya la indecisa claridad se advierte. Vence por fin, en la batalla fuerte la luz, y baja de la cumbre al llano; y a un esfuerzo de vida soberano cede la noche su pesada muerte. Y en tanto luce la alborada nueva y nuevas pompas la natura viste, y a Dios su himno la creación eleva; yo, solitario, en esta ausencia triste, pregunto al aura si otros besos lleva como aquel beso que al partir me diste... * * * — A la reina — Todas las gracias de mujer inquieta se juntaron en ti para adornarte; y tal es tu presencia, que al cantarte no sólo es necesario ser poeta para mirarte con visión de esteta; si no que es menester, al contemplarte, tener la bella concepción del Arte que idealice el perfil de tu silueta. Mujer que tienes resplandor de gloria; fuiste tal vez en la pasada historia santa o princesa de otra tierra un día; en tu cabello que onduloso peina hay remedos antiguos de una reina… ¡Y en tu cara hay bellezas de María! * * * Arturo Cadilla Matos nació en el año 1867 |
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