— Pequeño para bolas — Mi Cristo sacó a latigazos los mercaderes del Templo y perdonó las putas. Hizo de los diez mandamientos uno solo: amaos los unos a los otros. Los neocristianos son ahora los mercaderes dueños del Templo. Administran las putas en privado. En público las apedrean, y predican el odio en nombre de un libro obsoleto, de cuentos. * * * — Invierno — Enero, se arrastra pedigüeño hacia el próximo mes inevitable, con su mirada de días grises, su olfato de días congelados, su sonrisa de días luminosos, su sabor a días despejados y la inexorable cacofonía de los relojes que en minutos cesan. Y mientras tanto el sujeto que ha perdido el nombre, los contornos engañosos del rostro; que ya no arroja sombra ni refleja espejismo en los espejos, permanece, atrapado en el ámbar melódico del tiempo, fijas las pupilas, contemplando como disipa resplandor el vidrio cuando la ventana cierra los párpados, se agosta la tarde sobre si misma. Ha querido salir hora por hora, pero siempre algo pasa, el cartero, el teléfono, el correo electrónico, el anaquel en desorden, que necesita una acertada reposición exquisita. Y lo golpea aquello que pretende ignorar: nada lo tienta a salir de la jaula placentera. La prisión es refugio y madriguera. Afuera, ya vendrá la primavera. * * * Alfredo Villanueva Collado nació en San Juan en el año 1944 |
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