— ¡Por fin llegas, Amor! — ¡Por fin llegas, Amor! ¡Cuánto te había extrañado! La contemplo en silencio con un grito estrangulado en la garganta. Me mira, solo soy un transeúnte, un extraño que pasa y se detiene a la orilla del camino. Me le acerco, paso mi mano por su frente, detengo mis dedos en el albo lóbulo de su oreja, la beso, recorro con mis labios la suave tez de sus mejillas, anido mi rostro en el recodo que forma el hombro con su cuello, la abrazo, siente mi pecho crecer y desbordarse en una ola gigante. Mi corazón ha estallado en mi interior junto al acelerado palpitar de su pequeño corazón acorralado y oigo su voz alucinada que me solloza en el oído. ¡Por fin llegas, Amor! ¡Cuánto te había extrañado! |
Borinquen Décimas Sonetos Portada |