— Corazón oculto — ¿A que ha llegado la vida? Donde la gente no dice lo que siente Con espinas sobre su corazón silente Deambulando por las calles escritas Es cierto, no existe amor a primera vista Pero ¿cómo decirle a un corazón inquieto, A un corazón que desea apasionadamente Sentirse amado por otro? Oh majestuosa reina, nuestra dulce apatía ¡La virgen viuda de la vida! Vistes de un velo de sabor a vino Con el cual emborrachas la prostituida vida ¡Cuanto más hemos de soportar tu tiranía! Cuando será que el silencio abra puerta, Y gritemos, y gimamos; Que de nuestros ojos perlas emanemos Nos mentimos en el espejo Cuando en la ducha deseamos Pero en el espejo nos reprimimos. ¡Que dicha la de nosotros los poetas! Somos nosotros la voz silente del pueblo Somos nosotros los que revelamos El deseo del corazón; ser amado. Escucha al atalaya en el viento Escucha al viento susurrarte Y no corras, no huyas, no temas Más deja que tu corazón sea patético, Deja la puerta abierta al príncipe que no viste de azul O a la princesa que no espera el beso soñado. La vida no es un sueño Los sueños son la vida Los sueños que anhelamos y perseguimos. El pecado mortal, es el odio Y odiamos cuando jugamos con el corazón ajeno Haciéndole pensar que nuestro amor es de ellos Más, espetamos nuestras dagas Brutas en sus pechos. ¿A que ha legado la vida? Mundo enfermo Perseguidores de corazones Forzándoles a ocultarse en las tinieblas. Crucifican el corazón como si fuera un asesino O le prenden fuego como monstruosidad Shelliana. No, no me atrevo a permitirle a mi corazón Volver a confesar sus sentimientos Aun si la luz se lo permitiera, Pues, las palabras de amor Ya no son dulces, ya no son queridas Son expuestas a crueles vientos fríos Y rechazados por sonrisas crueles, falsas. ¿A que ha llegado la vida? Yo solo quisiera poder dejarte Yo solo quisiera permitírtelo Pero tú y yo sabemos que saldremos heridos Heridos por mujeres malvadas Que se deleitan en el abismo Y persiguen a las que quieren amar, Son mujeres que usan velos Cegadas por su maldad. ¿Quién sabe? Tal vez también se han prostituido Han masturbado las mentes ajenas Dejándolas confusas, y esclavizadas. Dejemos ya los engaños Y aprendamos que el amor, El verdadero amor es una decisión que se siente Una decisión, un estilo de vida, de confianza Y cuando jugamos con los corazones Solo somos nosotros Los que heridos salimos. |
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