— Ofrenda — Madrecita dulce de dulzuras pías, amorosa madre que me das sustento, y que me contagias con tus alegrías y que me consuelas, si acaso en mis días se anida el martirio de algún sufrimiento. Madrecita santa, madrecita buena, que tienes los ojos de lumbre encendida, para que mi alma esté siempre llena de las venturanzas de toda tu vida. Hasta ti me allego con dulzor divino, loco peregrino del eterno andar, a darte el tributo de mi amor fecundo... yo que he caminado por todo ese mundo porque tú has sabido mis pasos guiar. Blanca mensajera de mis sueños bellos, vívidos destellos de mi devoción, sangre de mi vida que riegas mi senda, para ti la ofrenda desde lo más hondo de mi corazón. |
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