Sensual antorcha que calienta y brilla
de violencia llanuras y montañas;
fuente de sangre, airón de maravilla,
cuaja ardor de verano en tus entrañas.
La flor de fuego en tu corona humilla
la luz caribe en que tu copa bañas,
y el paisaje antillano se arrodilla
a tu lumbre, hecho de miel, entre las cañas.
De tu destello en el rubí prendidos
púrpura en llama el horizonte hiende
cristales tintos en insolaciones.
Y entre el cielo y la tierra sorprendidos
en la enramada tropical se enciende
la rebelión de esclavos corazones.