— Río Cibuco — Río hermano Cibuco río de leyendas que ha pasado la vida bajando cuestas, cruzando llanos, dando revueltas, recibiendo en tu cauce toda las piedras que el mal agradecido tiró a tus puertas, mientras dabas en pago tus linfas claras a tu hermana tierra. — Vigilia — Te estuve esperando en la callada noche. Conmigo velaban las estrellas y las auroras diáfanas fueron buenas testigos de la velada aquella. En la espera me dolían los huesos y la sangre quemaba mis arterias. Mis pupilas ardían de cansancio y la esperanza se dormía en su pena. Ni la espiga, ni el aire, ni la rosa me explicaban tu ausencia, y pasaban los días y las noches sin dejar de la amada alguna huella. Pero no me agobiaba la fatiga, me alimentaba el pensamiento de ella. La vi por fin bajar desde una estrella convertida en lágrimas de oro desdibujando su fugaz silueta. Y cuando ya se aproximaba al suelo fue tan cálido mi cálido embeleso que ascendí por la escala de la aurora y la torné a mis brazos para que a las estrellas no volvieran. Emiliano Martínez Avilés nació en Vega Baja en el año 1890 |
Borinquen Décimas Sonetos Portada |