 — Serenata — Yo vengo, Señora, de tierras lejanas ufano a cantaros en vuestro pensil, y os traen mis rimas las rosas de amores que os rinde en ofrenda mi tierra del Cid. Festivos halagos, Princesa, os ofrecen el vate y el hombre, si abrís el balcon... ¡Dejadme que goce las ígneas estrellas... que en vuestras mejillas enciende el rubor! Dejadme que atisbe flotando en la noche, bandera de amores, la túnica azul que os ciñe y abraza cual peplum de nubes en torno a una estrella del cóncavo azur. Que al veros envuelta en azul de los cielos, (color de los celos...) tan bella lucir, me quema las venas cual minio fundido la sangre africana del moro Tarik. Anublan mi alma las trágicas sombras del árabe altivo que a España rindió... ¡Dejadme que os diga con besos de lumbre el gozo de veros rendida a mi amor! Señora que en vuestras mejillas de nieve tenéis dos claveles de raro fulgor: ¿Dormis arrullada por dulces ensueños que os dejan, apenas, oir mi canción? ¿Temeis, por acaso, las iras terribles que fruncen el ceño de vuestro Seor?... Mirad que lo afirman las viejas historias: ¡Audacia es el culto que agrada al amor! Domad los azoros que os mueven el seno, venid a mis brazos, arded en mi afán; huyamos cual sombras... Mirad que os espera, piafante de gozo, mi potro alazán. Sus remos de acero nos lleven en rauda carrera a un oculto país de ilusión; si el paso nos cierra, feroz, vuestro dueño... ¡el Tajo en sus aguas mi espada templó! Domad los azoros del seno, Princesa, venid a mis brazos, abrid el balcón; ¡mostradme los ojos de vivas negruras, ardientes y fijos en mí con amor! ¡Dejadme que admire de vuestro semblante las negras guedejas en torno lucir, que quiero lanzaros al rostro hechicero la rosa más fresca de vuestro jardín!... Yo vine, Señora, de tierras lejanas ufano a deciros mis trovas de amor; vos sois insensible a trovas y ruegos, ¡no sois compasiva, no abrís el balcón...! ¡Qué triste, Princesa, mi adios os envio! ¡Cuán triste me alejo de vuestro pensil! ¡Alah lo ha querido... en mí se refleja la suerte funesta del moro Boabdil! Enrique Zorrilla nació en Manatí |
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