— La forma — Alcánzase el estado de ventura cuando se cumple la elevada forma, la cual ha de lucir, en su factura, tal como el pensamiento que la informa. Por ímpetus y llamas interiores, se vuelve cuajo milagroso el brío de los extracomunes cuidadores del verbo, de inmancable poderío. Y es por el pulcro y esencial secreto, de la creación suprema que el vocablo es, en silva, en romance o en soneto, como el niño divino en el establo. En los blancos pañales de la rima se envuelve el nuevo y virginal poema; y la expresión que en ritmos se arracima, es flor y astro, manantial y gema. — Creación — Cuando el Señor, la mano fatigada de modelar en barro las figuras, quiso formarle a él, notó que el barro era muy poco, preparó el que había para plasmarle, y meditó un momento: "Con el poco de barro lo haré enjuto, pero lo apretaré con energía; lo haré delgado, resistente, como vara de acero". Realizó la obra; y después coronándola de gracia para suplir la ausencia de robustez, le transmitió un espíritu de los mejores, y quedó gozoso: a falta de la fuerza del atleta, dotóle del poder maravilloso de la inmortalidad: ¡Lo hizo poeta! — Idioma castellano — Verbo macizo y señorial, lenguaje de recia y transparente arquitectura. Voz extrañada de la tierra pura, la tierra paridora del linaje. Horadas la centurias de tu mensaje, urdido de vigor y de finura, de grande consistencia en su textura: oro, marfil, piedra preciosa, encaje. La rancidez de tu riqueza brilla en los viejos infolios de Castilla, que prestigiase el imperial sigilo. Suma de eternidades, tus legados ofrecen, por las gracias enhebrados, los más nobles decires en su estilo. — La décima criolla — La décima criolla, jalón del continente, puntal de lo indohispano, de espíritu se llena. De autoctonía vasta, de espíritu potente, corre por nuestras zonas de planta, mar y arena. Propio es su contenido, propio su continente. La décima es caliente, la décima es morena; y uña de gato y diente de perro juntamente brinda cuando, con rústicos instrumentos, resuena. Al cuerpo, que es flexible, la gracia se le anuda. Pica si se sazona, quema si se desnuda. pegando o requiriendo, la décima es de bríos. Son ácidos y dulces los jugos de su entraña; y en mi país, vestida de sol y miel, huraña y amante, se da en sombra de tierras y bohíos. — La palabra — Palabra que te niegas a mi empeño; palabra esquiva, más ardiente y pura, cede al milagro de mi antiguo sueño y entrégame tu amor y tu hermosura. Yo sé que eres resumen y diseño. Yo sé que eres espíritu y figura, y que, si al dios de tu metal desdeño, nunca podré tener tu arquitectura. Sé para mí columna y también arco. Sé para mí la flecha que del arco hacia la luz del infinito parte. Sé, por dominio creador, la cima en la que, por empuje de la rima, he de gozar la excelsitud del arte. |
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