— El primero — Se abrieron las fauces de la Nada y un torrente de luz segó la Vida, y fui testigo de un pasado horrendo donde la Muerte artera señoreaba, y sentí crujir de huesos rotos, de lastimeros ayes, y un hedor de incienso y de sulfuro, y en los campos siderales, el horrísono chocar de soles y planetas. Deambulé por la seda sin retorno del Olvido rodeado de calcinados cuerpos, de sofocante estiércol, y escuché voces de dictadores muertos, de promesas sin fin, de dioses yertos, y un silencio inmortal se apoderó de todo y solamente yo latía en el desierto. No sé que tiempo transcurrió, si meses o milenios, pero tronó una voz y dijo así con tenebroso acento: «serás el primero de los muertos» — Seguramente— Seguramente, cuando el negro sol de la esperanza mía se eclipse por completo en su agonía, girando por el cosmos como un muerto, roto los hilos que me unen a la vida, solo y sin orgullo, –mendigante– con la baba senil de los que fueron, y un cansancio febril en la mirada, entonces buscaré la tierra amada escarbando mi fosa en el desierto; donde moran las almas que han vivido contemplando la aurora de sus sueños. Enrique Silva Urrutia nació en Cabo Rojo en el año 1931 |
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