¡Dolor mío! ¡qué mucha falta me haces!
Siempre arraigado a mí en mis sufrires,
cuando te ausentas de mi pobre carne
me siento defraudado en mis vivires.
Aprieta con pasión sobre mi herida,
herida que es la vida en mis morires,
si eres luz y acicate en mi existencia
no me dejes de herir cuando me mires.
Sin ti no sabe a espinas mi sendero,
sed de tristes angustias, pan divino
que ilumina de amor mi derrotero.
Por ti laboro alegre en mis faenas
y por dolerme tanto es que te quiero,
pues más te ansío mientras más me apenas.