— Tus ojos verdes — Tus ojos me obsesionan como los de Herodías... Ciego de exaltaciones y de lujurias ciego; entre tus ojos verdes y mis melancolías yo deshojo la rosa profunda de mi ruego... Embriagado de anhelos y de fiebres impías, en el mar voluptuoso de tus ojos me anego... y siento que florecen las ansiedades mías en la divina magia de tu amoroso fuego. Bajo el velo fragante de tu pelo, quisiera embriagar mis deseos con tu carne hechicera... y agitarme en tus brazos sensuales y divinos... Tú gritarás entonces como una musa loca, y yo pondré mis labios sobre tu roja boca para que se unifiquen tus mieles y mis vinos... * * * — Tus cabellera — ¡Oh cabellera ardiente flotante y perfumada! Cabellera de trenzas que azotan corazones en las cumbres sombrías de la noche abrasada Lucifer te constela con sus constelaciones... ¡Oh, serpiente de ojos de diamantes anudada al marfil de tu cuello! Yo te doy mis canciones, y doblego mi torso bajo las llamaradas, de tus ojos que hieren como las maldiciones... ¡Oh, cabellera ungida de fragancias supremas! Yo quisiera cubrirte de milagrosas gemas, y adorarte en la sombra sublime de la noche... Lléname de locuras; envuélveme en tus velos, y dame los delirios sagrados de los cielos en la embriaguez divina de un sol de medianoche... * * * Fernando Torregrosa nació en Aguadilla en el año 1895 |
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