— El trapo — Cuando un pueblo no tiene una bandera, bandera libre que enarbole ufano, en pos de su derecho soberano y el patrimonio, la gentil quimera; si al timbre de su gloria entera bríos de combate en contra del tirano, la altiva dignidad del ciudadano o el valor instintivo de la fiera; con fe gigante y singular arrojo láncese al campo del honor fecundo, tome un lienzo, al azar, pálido o rojo, y, al teñirlo con sangre el iracundo verá cambiarse el mísero despojo en un trapo que asombre a todo el mundo. * * * — Mariposas — La pléyade fugaz de alas de oro surgió de pronto en la callada alcoba. Y mi madre me dijo: No te asustes, son bellas y se llaman mariposas. Donde hay amor, perfumes, alegría, besos, arrullos, esperanzas, notas... donde tiene su trono la inocencia, altar el bien, la dicha sinagoga; donde hay luz, y cariños, y poesía; donde no existe un átomo de sombra, allí van a formar, amado mío, nido de luz las raudas mariposas. Cuando me encorve el peso de los años, cuando la senda del dolor recorra y, cansado viajero, sin un triunfo me tienda a descanzar sobre una fosa, ¡quiera Dios que en la noche de mi cráneo, vengan a fabricar, madre del alma, nido de luz aquellas mariposas! * * * Francisco Gonzalo Marín (Pachín Marín) nació en Arecibo en el año 1863 |
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