El amplio salón se ha poblado
de dichos galantes y alegres sonrisas,
las damas ingenuas escuchan remisas
la frase atrevida que tanto han soñado.
Un golpe de batuta y la orquesta ha sonado,
sufre el cornetín un ataque de risa
mientras la flauta dialoga sumisa
con un bombardino que la ha enamorado.
Pasan las horas; a una hembra ojerosa
la besa con fiebre golosa
un macho con tipo de atleta.
Saltan los corchos en la cantina;
una dama desenrosca su risa argentina
al oir los versos que improvisa un poeta.