— Canción — Otra vez con la canción adulta, nube, pájaro o trino, he llegado a mis lomas y palmas todo río. Balbuceo una lluvia de crepúsculos porque soy horizontes. Nada conozco sino las huellas que sobre mí olvidaron los caminos. Mi planta sabe lomas: esas muchachas jíbaras cogidas de las faldas jugando Ambos a dos... Mis manos callosas de coquí, no saben otra ruta que la que el Seis Chorreao les trazó sobre el güiro. Por ella marcho con mi acento arcaico, puertorriqueño, amargo, polijíbaro, para aprenderle el canto a una gotita de agua, que nacida en la entraa de mis lomas se pensaba en la tierra, que soñaba de tierra, tan de tierra, que se hizo ciudadana del barranco y la arcilla. Pobrecita gotita de agua tan de tierra de noche y de día. Ella me enseñará a cantar porque ignora que al besarla de sol le pretendo lucero, y no sabe el chas chas ni el glu glu del arroyo. Es la gota doncella de los silencios jíbaros. Yo, yo cantaré. ¿Yo? Yo que eres tú, la montaña, el río, la tierra, la palma, y mis lomas: esas muchachas jíbaras tan alegres y tristes cogidas de las faldas jugando Ambos a dos... * * * — Romance meñique — A traición daba la luna golpes de plata en la selva. Las estrellas se persiguen. El arroyo se destrenza. Sentada junto al silencio en un rincón de su verja, sus manos, marfil y nácar sobre sus rodillas piensan. ¿Qué les sucede, y por qué, a su cabellera suelta, y a sus ojos que galopan sobre la llanura inmensa? Sus plantas besaron luego el perfil de la montaña, mientras que sobre las rocas a traición la luna daba. Por el ojo de una aguja se escapa la madrugada, y la naranja del cielo cada vez está más agria. Luego se supo un cantar que quizás trajera el viento: -Mi padre quiso casarme con el rico avaro invierno, mas mis ojos eran llamas, mis labios eran de fuego, y una noche en que atrevido se subió el frío a mi lecho me amamantó la montaña amargamente en su seno. La luna bulle en el prado. Hay una quietud patética. Las estrellas se persiguen; el arroyo se destrenza. A traición daba la luna golpes de plata en la selva. * * * Francisco Manrique Cabrera nació en Bayamón en el año 1908 |
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