— El hombre y su angustia — Acaso sea yo un sueño desvelado, absorto en duros cielos fugitivos, tal vez, sabiéndome, en la trilogía vital del recuerdo, tránsito herido; de temprano, los vientos iracundos me lanzaron al voraz torbellino, y en la sombra que desea ser alba, fábula fui de corazón transido, pero dueño del fuego por la gracia ganado, en agonía, al rojo vivo, en la hoguera del dolor calentaba mariposas, lleno de regocijo, y una estrella distante, en mí nacida, me atraía con su alado designio, para dejarme atado a su sorpresa en codicia de eternidad, cautivo; –pájaro anhelante de lejanías bebiendo sin cesar su propio vino.– …Y he aquí que una fuente serena existe, cerrada en suave turbación de lirio, a la que hay que ir ebrio, sintiendo, un ala ahondar y un sol quitarnos el latido. Dios se mira más Dios en esta fuente –poeta con plectro y con su olivo.– Si el corazón en esta fuente no fuera como un niño a mirarse, ¡cuánto hastío, habría en este recuerdo que se hunde en el tiempo para ser un olvido, que con rutas y heridas en las manos sueña hallarse en el sueño confundido! * * * Félix Franco Oppenheimer nació en Ponce en el año 1912 |
Borinquen Décimas Sonetos Portada |