— Los cucubanos — En el musgo verdoso de la pradera que circunda las aguas de claras fuentes, cual ínfimas estrellas fosforescentes, fulguran en las noches de primavera. Ya se tejen al toldo de enredadera, que recaman de puntos resplandecientes, o quédanse dormidos, como yacentes, en el cesped mullido de la pradera. Ya ocultos en el cáliz de los jazmines, o errantes y perdidos por verdes llanos, como almas luminosas de querubines. Sonámbulos de amores, vagan ufanos, y al verlos, me parecen, en los jardines, esmeraldas que vuelan, los cucubanos. * * * — Día de reyes — Ya no luce tu espléndida mañana como en pasados y felices días, pero les mandas a las penas mías reminiscencias de mi edad temprana. Ya no encuentras al pie de mi ventana aquel cesto de locas alegrías, ni a Magos Reyes con tu albor me envías para ofrendar a mi niñez lejana. Hoy que contemplo con sin par cariño tus encantos fugaces y risueños, y cae mi venda cual cendal de armiño, no juzgues como vanos mis empeños, si prendo ¡triste! a mi ilusión de niño el áureo canastillo de mis sueños. * * * Ferdinand R. Cestero nació en San Juan en el año 1868 |
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