— Alta noche — Alta noche, susurro de música lejana… Alta mar y otra nave que pasa… Bate el viento una puerta que da acceso a la casa; aullar de lobos en la distancia… Alta noche y el cruento navío surcando las aguas… De la sombra a la sombra el sordo péndulo incesante… Alta noche en el alma. * * * — Las dos tumbas — Ante un sepulcro vacío un caminante suspira: “Cueva amarga de derrota, mis sendas en ti terminan; voz de silencio y olvido, señal de la muerte mía…” Por Jerusalén, al alba, temblando entre llanto y risa corre una mujer, los ojos heridos de maravilla… Corre gritando “¡Victoria, que la tumba está vacía!” Eran dos tumbas, mas eran las dos una tumba misma… * * * — Amanecer — Llegaron los pies descalzos hasta la cumbre del cerro… La vieja casa paterna se acurrucaba a lo lejos entre las brumas del alba… Subía un humo tempranero desde la cocina … El aire portaba un ladrar de perros… * * * — ¿Tu puerta? — ¿Por qué llamas, buen Jesús, ante esa puerta cerrada? ¿No ves el moho del tiempo que hundió su diente en la aldaba? Esa puerta la cerró un divorciado del alba. ¿Por qué llamas, buen Jesús, si es en vano? ¿Por qué llamas? Desperté … Rodaba el eco de un aldabón por mi casa… * * * Francisco Molina nació en Vega Baja en el año 1913 |
Borinquen Décimas Sonetos Portada |