Gaspar Gerena Bras



— Insomnio —

...Y ladran los lebreles de mi insomnio
a la noche estrellada de tus ojos
y al pedazo de luna de tus labios...
Como sombra me siguen tus palabras.
Tu voz se multiplica en mis espacios.

Ya no puedo escapar a mi destino.
Hay rumbos fijos para cada astro.

Tengo una tristeza muy de lluvia.
Muy de árbol sin hojas y sin pájaros.
Parezco algún domingo de mi pueblo
con sus calles cual bostezos largos,
con sus casas de persianas ciegas
y con sus almacenes despintados...

Se me alarga el silencio de pensarte.
Te miro en todas partes, cuando paso.
Te siento junto a mí, si voy de viaje.
Si enciendo un cigarrillo, veo tus manos.

Miro con emoción los flamboyanes
porque en las carreteras te copiaron
la dulce sensación y los colores
de la media sonrisa de tus labios...

Te miro acurrucada en aquel coche.
Refractaba tu rostro un sol muy pálido
que vino más allá del horizonte
-mojándose en el mar sus pies descalzosa
mirarte a través de los cristales
como hacen los niños de mi barrio.

Y te vimos los dos aquella tarde
y sin saber por qué, se emocionaron
mis ojos y tus ojos y los ojos
de aquel niño curioso y malcriado...
¿Por qué será que hay algunas tardes
que no tienen crepúsculos ni ocasos,
y eternamente las llevamos dentro
y a todos sitios, siempre las llevamos?...

¡Quién pudiera olvidar como se olvidan
los marineros cuando parte el barco!...
¡Otra noche perdida!... Otra noche
de presentimientos y de saltos;
otra visión de viaje, repetida,
y otra vez las caricias de tus manos;
y la tarde y la noche y la mañana
y la canción napolitana al piano;
y otra vez el suspiro, y otra vez
luces fosforescentes sobre el lago;
y otra vez tus palabras, tus palabras
con sus hondas raíces como un árbol
que no se lleva el viento cuando pasa...

El viento, sí; yo dije el viento, ¡claro!...
Ahora recuerdo, sí; ah, ¡el viento!
¡Sí, el viento y yo somos como hermanos!...
Pero el viento duerme, sí, a ratos duerme...
¡Quién pudiera dormir siquiera un rato!...
¡Ah, los ladridos de este perro insomne!...
¡Por qué habrá noches que parecen ojos!
¡Por qué habrá luces que parecen labios!...

Gaspar Gerena Bras nació en Lares en el año 1909

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