— Caprichos — Quiero el amor de una mujer trigueña de esas trigueñas de mi patrio suelo, que llevan escondidos en los labios raudales de ternura y de besos…. Yo quiero una mujer de tez quemada, yo quiero una mujer con ojos negros, una mujer angelical y bella que tenga en la mirada algo del cielo; una mujer apasionada y loca con algo en la mirada del infierno. Una mujer mimada y consentida que sienta a cada instante algún anhelo, que quiera y que no quiera lo que quiere, que me odie y me ame al mismo tiempo…. Yo quiero una mujer de tez quemada, yo quiero una mujer con ojos negros. Una mujer que al escuchar mi arpa por cada acorde me prodigue un beso, y que en el alma con placer reciba ese fuego de amor que hay en mis versos. Una mujer que tenga sus antojos, una mujer que tenga sus despechos, una mujer que ría de soberbia, una mujer que llore de contento…. Yo quiero una mujer de tez quemada, yo quiero una mujer con ojos negros, una mujer que sienta lo que dice y diga lo que siente sin recelos: una mujer que sueñe con placeres y que se lance a realizar sus sueños. Una mujer que quiera con locura y tiemble de placer al dar un beso, una mujer con alma de querube, pero que tenga un corazón de fuego…. Yo quiero una mujer de tez quemada, yo quiero una mujer con ojos negros. Gonzalo O'Neill nació en Aguadilla en el año 1870 |
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