— No hagas daño al árbol — Tú no hagas daño al árbol. Sus altas ramas tiende para albergar los nidos del pájaro cantor. Cuando la primavera los rosales enciende adorna los caminos, como una inmensa flor. Dorados frutos tiemblan en los verdes ramajes y su sombra te brindan los espesos follajes. La copa, verde y alta, te sirve de sombrilla. ¿Quieres tú caridad más humana y sencilla? Si ves cortar un árbol, con el corazón triste pide perdón a Dios por el crimen que viste, y a los que el daño hicieron, muéstrales tu tristeza. Sin duda pasan ciegos por ante la belleza y no saben que el árbol, en la tarde sin ruidos, como una dulce madre mece los blancos nidos. — Cometa — En su nave cohete volaba el niño. Nave la más segura que el sueño hizo. Aleteaban luceros y soles lindos. Coronaban estrellas los altos vidrios. Él soñaba con lunas y con anillos. voladores planetas en equilibrio. El mar de las estrella mar de artificio, engañadoras piedras del infinito. Verlas y oírlas quisiera el niño. Él no sabe qué ardores pulen su brillo. ¿Dónde vas, el cometa, loco y herido? ¿A dónde, desgajando tu fuego íntimo? Por espacios vagaba de su destino, hacia la órbita extraña del sol antiguo. Polvareda radiante, de astro abatido, estela vulnerable quebraba en hilos. Rotas y ardientes alas en desvarío el astro se desgarra vuelto al abismo. Zigzagueaban estrellas aires tranquilos. Velas ardiendo vagan cielos perdidos. En su nave cohete volaba el niño. La nave relumbraba de soles lindos. Haydée Ramírez de Arellano nació en el año 1912 |
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