Haydée Ramírez de Arellano



— No hagas daño al árbol —

Tú no hagas daño al árbol. Sus altas ramas tiende
para albergar los nidos del pájaro cantor.
Cuando la primavera los rosales enciende
adorna los caminos, como una inmensa flor.

Dorados frutos tiemblan en los verdes ramajes
y su sombra te brindan los espesos follajes.
La copa, verde y alta, te sirve de sombrilla.
¿Quieres tú caridad más humana y sencilla?

Si ves cortar un árbol, con el corazón triste
pide perdón a Dios por el crimen que viste,
y a los que el daño hicieron, muéstrales tu tristeza.

Sin duda pasan ciegos por ante la belleza
y no saben que el árbol, en la tarde sin ruidos,
como una dulce madre mece los blancos nidos.


— Cometa —

En su nave cohete
volaba el niño.
Nave la más segura
que el sueño hizo.

Aleteaban luceros
y soles lindos.
Coronaban estrellas
los altos vidrios.

Él soñaba con lunas
y con anillos.
voladores planetas
en equilibrio.

El mar de las estrella
mar de artificio,
engañadoras piedras
del infinito.

Verlas y oírlas
quisiera el niño.
Él no sabe qué ardores
pulen su brillo.

¿Dónde vas, el cometa,
loco y herido?
¿A dónde, desgajando
tu fuego íntimo?

Por espacios vagaba
de su destino,
hacia la órbita extraña
del sol antiguo.

Polvareda radiante,
de astro abatido,
estela vulnerable
quebraba en hilos.

Rotas y ardientes alas
en desvarío
el astro se desgarra
vuelto al abismo.

Zigzagueaban estrellas
aires tranquilos.
Velas ardiendo
vagan cielos perdidos.

En su nave cohete
volaba el niño.
La nave relumbraba
de soles lindos.

Haydée Ramírez de Arellano nació en el año 1912

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