— El silencio de las gotas — La gota desciende y toma la forma de una esfera según avanza. Entonces, se lanza al vacío. Aunque sólo permanece unos segundos, luego va alargándose en silencio hasta golpear el suelo con violencia, perdiendo toda forma. Se vuelven un minúsculo charco en el suelo, mas las gotas no aprenden y de surgir la oportunidad, volverán a lanzarse. — No es necesario aplaudir — Palabras, palabras, palabras van tomando la forma de los labios, luego de surcar los pensamientos, hasta hacerse gotas de un aguacero repetino y eventualmente se vuelven himno. Y si la poesía es himno, entonces, no es necesario aplaudir. — Quinta plegaria — Necesito un dios a tiempo parcial; no grande como el de los cielos sino pequeño, mas bien personal, que pueda llevar conmigo en un bolso de mano. Que me hable libremente, y nos tomemos un trago sin miedo a la muerte o al fuego eterno. Que me dé su compasión cuando caiga la noche y que me haga sentir que el otro observa desde la lejanía, tal vez, con algo de celos. Hugo Ríos Cordero nació en Mayagüez en el año 1972 |
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