— Se fue — Por la vereda del llano mi novia se fue dormida; dos luceritos con ella, dos luceritos la cuidan. Ella estaba entre mis brazos –rumor a tarde encendida–. La media luna de plata en las plantas florecía. –Oh tarde pintada a cielos –sollozando me decía–; llévame contigo, amado, hacia la blanca casita. Un racimo de suspiros en las ramas se mecía. –El viento, ¡cómo me hiere! viento cruel que me la herías. Los mil incendios de oro los horizontes teñían. Rojo dulce rojo triste, rojo de roja estrellita, la blanca nieve que duerme y un viejo que la vigila. ¿Por qué mis brazos tan fuertes, por qué mi cálida vida no cubrieron su corpiño, sus ojos y su sonrisa? Allá en el verde angustioso de una lejana fatiga, en las ramas canta un gallo anunciando su partida. Hay, avalancha de fresco sobre su nívea mejilla y dos diamantes se incrustan en su fina muselina. ¡Ay viento que la llevaste ay tarde llena de envidia. os doy el cielo y la luna mas permitid que sonría! Rojo dulce, rojo triste, ¡rojo de miel esparcida! La blanca nieve que duerme y un amante que la cuida. * * * Jesús Efraín López Mass |
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