— Nuestra tristeza — A veces nos quedamos silenciosos tan hondos y vacíos de tristeza, que nuestra pura desnudez invoca mudamente la luz de una presencia. Medimos por el hueco, lo que falta de densidad y plenitud en esta lobreguez de ser hombre clausurado, pero abierto en sí mismo y sin cancela. Alguien a quien le damos nuestra espalda nos acosa buscándonos las vueltas y se pone a mirar hacia lo oscuro que tiembla en lo interior de la caverna. Y nosotros sentados hacia dentro, con los ojos sellados en la piedra, tememos que, al volvernos, de repente, nos hallemos de cara a la evidencia. Porque nunca podremos. Hace falta que nos bielde la muerte y nos dé vuelta, que nos meta su luz como en un guante y nos saque los ojos hacia afuera. La luz nos llegará. Se hará presente a inaugurar su reino. Mientras llega, sólo queda esperar en el silencio y convertir en sed nuestra tristeza. * * * Jesús Tomé nació en Ciudad Rodrigo, España, en el año 1927 |
Borinquen Décimas Sonetos Portada |