— Manifiesto — ¡Qué viaje amargo nos varó en esta orilla! Acabemos: aquí hay un mar que nos rompe andaduras y una playa que se nos alza sibilina –dunas– y no ha de sosegarse ni quiere sosegarnos. Aquí hemos llegado después de ... digamos, de cien años (No interpongas "en verdad, pocos días", yo diría no años milenios). Aquí vuelvo a decirte, hemos llegado y no hemos de entregarnos a acechar caracolas, a indagarle cantares a sirenas, a circundar espumas... No. Estamos aquí para saber cuánto tiempo nos queda o si nos queda tiempo y a preguntar –a exigir– qué piensa hacer Dios con nosotros, por qué traemos la piel roja de llamas, cuánto más durará esta duermevela. Ya estoy cansado– (tú, por tierna, lo sé, no has de gritarlo, te taparás oídos, me clamarás silencio...) Estoy, repito, hastiado de compartir caminos con monstruos intocables, de crecer como un árbol, de echar de menos alas. Mira: en cualquier momento puede aniquilarnos una lluvia de ángeles calibanes, puede traspasarnos una flecha disparada por una ardiente mano, puede cegarnos un sol que nunca ha visto día, puede asolarnos una ola de pensamientos clandestinos, arcanos. Mira: si no atrapamos ese diminuto horizonte, esa vela brumosa que se aparta, nos tragará la paz de la tiniebla, seremos pasto de viles inocencias, nos quedaremos varados en esta oscura orilla. Acabemos, pues. Vamos a desatar la revuelta de la soledad, a redimirnos del yugo de relojes, a montar barricadas de silencio. Vamos a pedir que cese ese enorme bostezo de Dios, a demandar una mirada, a luchar por el pan de nuestras agrias bocas, a revolcar remansos... Luego –si aún nos quedara tiempo– podremos aún echarnos bajo la suave fronda, bajo el inmenso toldo del Amor y del sueño... * * * Juan Martínez Capó nació en Aibonito en el año 1923 |
Borinquen Décimas Sonetos Portada |