José Gualberto Padilla
Clemente Ramírez de Arellano
Gladiador en la justa encanecido
luchó con energía y sin desdoro;
era su pluma látigo de oro,
y chispazos de luz cada chasquido.
Cuando la mofa con mordaz silbido
osó herir a la patria en su decoro,
en la burla lloró; pero su lloro
fué el llanto del león que ruge herido.
Alma de genio, al vislumbrar las puertas
que conducen al templo de la historia,
le arrojó del saber a las reyertas,
alcanzando victoria tras victoria;
¡es que Dios a su numen dejo abiertas
las anchas carreteras de la gloria!
A
B
C
D
E
F
G
H
I
J
K
L
M
N
O
P
Q
R
S
T
U
V
W
X
Y
Z
Borinquen
Décimas
Sonetos
Portada