— Romería de recuerdos — La abuela tiene un cofre de renegrido cuero con grandes cerraduras y esquinas de metal; en él guarda la anciana, con el mayor esmero, recuerdos del pasado en cajas de nogal. Los días en que el tedio la acosa y la persigue la anciana se refugia junto a su viejo arcón; su mano temblorosa el cofre abrir consigue y salen los recuerdos en una procesión. Las níveas azucenas y los albos jazmines que en las fiestas de mayo lucieron su blancor, en las piadosas manos de rubios querubines ofrendan palideces entre cartas de amor. La túnica de seda, un diminuto guante, un escarpín de raso que aprisionó su pie la noche en que un poeta la proclamó, galante, la diosa de la gracia, la reina del minué. Los tules transparentes que al busto se ciñeron y fueron sobre el seno de nieve y de coral como sutiles nubes que a montes descendieron cuando finge la tarde florecido rosal. Abanico sonoro que supo del secreto de amantes confeciones y chismes de salón; su varillaje tiene sonidos de esqueleto... ¡Para él la abuela tiene su gran predilección! Diademas de rubíes, ajorcas de diamantes, sortijas de esmeraldas, pendientes de coral: Todo lo que lucieron sus carnes deslumbrantes, ¡y fué siempre su carne de las piedras rival! Pañuelo de batista que ostenta un monograma, un rizo prisionero en áurico joyel, un manojo de cartas, y el verso que proclama su frescura de rosa, su aliento de clavel. La cinta color malva que sujetó los mares de sus rubios cabellos que el sol llegó a envidiar; y el velo y la corona de blancos azahares, en que ciñó su frente, cuando se fué a casar. Los labios de la abuela se posan reverentes en una miniatura pintada en marfil de un viejo relicario... ¡Y brota de las fuentes de sus ojos un llanto de ternura infantil! La senda del recuerdo cansó tanto a la abuela que se quedó dormida junto a su viejo arcón, y el nieto revoltoso que viene de la escuela, juega con las reliquias de su veneración. * * * José S. Alegría nació en Dorado en el año 1887 |
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