— Cuando sale la luna — Cuando sale la luna despiertan los sentidos, y comienza otra vida. ¡Los pobres cucubanos han perdido su imperio! Los gallos se equivocan y cantan a capricho, creyendo que saludan otra aurora que llega. ¡La eterna, encarnizada lucha entre luz y sombra! La luz siempre es suprema. Por el viejo horizonte se va alzando la luna. ¡Qué cara familiar y soñolienta! Se parece a la cara de todas las mujeres que han llorado una pena. Y porque tiene un tinte de inquietud y de angustia se parece a los jueces que saben los rigores de todas las sentencias. Esta gran enemiga del olvido nos trae todos los meses el fardo de recuerdos y luego se los lleva, como si sospechara que vamos a extraviarlos. ¡Qué cuidadosa y buena es esta luna blanca que sabe dónde viven todos los corazones, y a todos ellos llega! Esta noche, en su ronda tocará con sus dedos de luz todas las puertas. Le hablará a los ancianos de cosas de otros tiempos. Despertará en las novias hondas ansias secretas. Se meterá en los lechos por todas las ventanas que se han quedado abiertas y llevará mensajes de recuerdos a todos los confines desde todas las sendas. Llegará hasta la alcoba de una mujer lejana que ya no me recuerda, cuyo nombre prohibido se me apaga en los labios, cuya imagen querida va conmigo en su ausencia. Le dirá que esta noche me encontró solitario, hablando con mi alma, perdonando su olvido y escribiendo un poema. * * * Juan Avilés Medina nació en San Sebastian en el año 1905 |
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