José Wan Díaz



— Poeta analfabeto —

No tuve educación, mas soy poeta,
filósofo erudito y dizque loco.
A fin de cuentas soy de todo un poco:
¡Iluso ente de mente analfabeta!

Muchas veces proclamo ser asceta
y gran furia entre sátrapas provoco.
Si el tema de sapiencia extensa toco,
hasta el más culto vuela cual saeta.

Sé que mi mente de simpleza peca,
que de plebeyo yo seré convicto
y que siempre he de ser autor ignoto.

Todo esto mi sosiego en ira trueca.
Mas, a pesar de mi íntimo conflicto,
a mi modesto rango soy devoto.

* * *

— Tragedia —

La perenne tragedia de la vida:
es lo pronto que muere la belleza;
tan sólo es ilusion su fortaleza;
tersa piel cubre víscera podrida.

La hermosura termina carcomida
como mansión que pierde su fineza.
Sobre la bondad triunfa la vileza
y es la existencia vana y desabrida.

Oscurece el más claro amanecer;
la tierra más fértil se torna en fango;
y en anciana la más bella mujer.

Y no importa cuan sacro tu vivir
ni cual es la medida de tu rango,
en la cuna comienzas a morir.

* * *

— El gran poema —

Ese gran poema
que todo poeta sueña hacer,
se que está escondido
en un rincón de mi mente.
Y aunque rehusa
verterse en el papel,
vive latente;
torturandome con reflejos
de lo que promete ser.

Cuanto mi pluma ha escrito
hasta este momento,
ha sido sólo práctica
para ese gran suceso...
Quiero expresar
la pureza absoluta
en un verso
y lograr alcanzar
el sempiterno anhelo
de pintar un cuadro
que puedan ver los ciegos.

* * *

— Fórmula pa'l soneto borincano —

Concediendo el respeto merecido
a los bardos ilustres del pasado,
hoy quiero enseñarle al poeta fino
como hacer un soneto borincano:

Olvide el verso apretado de ayer,
el conteo de las sílabas relaje,
y no deje que el acento lo agravie.
Prefiera belleza, sustancia y fluidez.

La rima asonante es preferible
y la lengua moderna obligatoria;
pero, por favor, no use verso libre.

De este modo, sin mucha ceremonia,
confecciona usted los catorce versos
con gran integridad y poco esfuerzo.

* * *

— Noche eterna —

Cual leproso
de antigua ciudad,
he quedado solo.
Hasta los recuerdos
de mi niñez
me han abandonado.
La otrora brillante
luz de mi sol
ya se está apagando
y todo se ha tornado
tan frío
como las cimas
de los polos.

¡Ah, vejez!
¡Virulenta plaga!
Con ojos ciegos
miras como
las caricias
de manos yertas
en mi cuerpo van dejando
fantasmales huellas. . . .
Y es que ya
la noche eterna
cruza el dintel de mi puerta.
¡Oh Dios!
¡Cuan pronto ha llegado!

* * *

José Wan Díaz (Webmaster de este portal) nació en Comerío en el año 1941

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