La abeja
A Juan Morel Campos

José Negrón Sanjurjo

Tu cerebro, panal de melodía
guardaba en cada celda un haz de notas:
A ellas, como a bondad de gaviotas,
nido sobre el pentágrama tejías.

Castas o ardientes, dulces o sombrías,
cristalizaron lágrimas de ilotas,
o, en espasmos de fe, vertieron gotas
de amor indiano en los acerbos días.

Con su propio aguijón se hirió la abeja
cuando el panal se desbordaba en mieles:
"A dura privación y larga queja

–dijo el cielo a la patria– te sentencio".
Y escuchó la victoria en sus cuarteles
el prolongado toque de silencio.

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