Luis Antonio Miranda



— El cañaveral —

Arde el cañaveral en la fogata
de las dos de la tarde. El mayordomo
anima la brigada que trasuda
un fermento diabólico.
La voz del capataz es un chasquido
de látigo, que rima con el ronco
golpe de los machetes. La brigada
bajo la infiel atmósfera de plomo
ensaya una leyenda
de duendecillos rojos.
Sube de la tostada paja seca
un hálito viscoso,
y las carretas gruñen en la hora
un canto de chirridos melancólicos.
Arde el cañaveral en la fogata
de las dos de la tarde. El mayordomo
anima la brigada. Una voz firme
canta una copla que diluye en torno
una ración de nuevas energías
y un florilegio de entusiasmos mozos.
Es el cañaveral una caldera
que ebullece el rescoldo
de la ardida inclemencia con que inflige
sus castigos el trópico.
Cerca la asfixia agacha
su dogal estrambótico.
Y la respiración se sobrecoge
bajo la pata sórdida del monstruo.
Fogata crepitante de la hora
es el cañaveral. El mayordomo
vocea la brigada que trasuda
su fermento diabólico.
En el tostado llano,
bajo la infiel atmósfera de plomo
triunfan los carretones
al entonar su canto melancólico,
y triunfa la voz firme
que olvidando su caos económico
desdibuja su drama
y en una copa desparrama en torno
una ración de nuevas energías
y un florilegio de entusiasmos mozos.

Luis Antonio Miranda nació en el año 1896

A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Borinquen     Décimas     Sonetos     Portada