La tarde
Samuel Lugo
Muere la tarde al moribundo azoro
del sol senil que en el ocaso arde;
y en la boca del pájar, la tarde
se hace cuerda musical de oro.
Huye medrosa del oscuro alero
la parda golondrina en la penumbra.
¡Nostálgica se va ... sólo la alumbra
la pupila de plata de un lucero!
¿Qué afán la sigue en su encumbrado viaje?
¿Qué secreto escondido en el paisaje
del poniente le llama y le fascina...?
¡Yo no lo sé pero la tarde ejerce
sobre el alma un anhelo de perderse,
por la ruta en que va la golondrina...!
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