— Ritornelo de primavera — El cielo es nuevo. La tierra entera del hondo caos ha renacido, y ahora es que irrumpe la nueva era porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. La savia al árbol se le acelera, y en las arterias bate un latido atropellado y enardecido, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Más tembloroso, más conmovido más dulce y tierno que antes lo fuera bulle el secreto que guarda el nido porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Ríe el bohío de la ladera, la azada sufre menos cansera, ebria de prado reverdecido, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. El mar su austera calma no altera, pero a las plantas de la ribera deja un galante beso rendido, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Las madreselvas se han encendido; los pastos secos de la pradera cambian su viejo manto raído, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Y hasta el pantano –sueño incumplido– como sus aguas cambiar quisiera, le roba al cielo su colorido, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Tiene la niña tal alegría que definirla yo no sabría; pero la vuelve más retrechera, la da más garbo, más gallardía, tanta alegría de primavera. No hay ya en el lirio melancolía, el halda es gozo de pajarera, y exaltaciones de profecía –bajo el embrujo de primavera– visten de fiesta la serranía. No hay ya en el lirio melancolía, el halda es gozo de pajarera, y exaltaciones de profecía –bajo el embrujo de primavera– visten de fiesta la serranía. Su charla alada, viva, ligera, sueña de un modo que se diría que su palabra dicharachera no es prosa llana sino poesía, música alada de primavera. Cantan las ondas de la bahía, canta el jilguero de otra manera, y pleno el mundop de melodía –bajo el embrujo de primavera– canta un allegro que no sabía. ¿Cuál magia rara que todavía se desconoce, perfumaría su carne núbil, su cabellera, que arroba y turba la hechicería de su perfume de primavera? Huele distinto la enredadera; arropa un tibio vaho la era, y ante el celeste mes de María –bajo la gracia de primavera– más puro aroma la rosa envía. Hay en sus ojos luz agorera, como el reflejo de una quimera, como chispazo de lejanía, al vivo fuego de primavera. Fulge la clara noche lunera, y vuelca el cielo que reverbera –bajo el prodigio de primavera– sus amplios cofres de pedrería. Brindan sus labios nueva ambrosía, sedosa pulpa de quinceañera. La miel del tacho que desespera por saber cómo se igualaría a esta ambrosía de primavera. Se endulza el agua de la palmera, fluye sabrosa la linfa fría, la fruta virgen y tempranera –bajo el impulso de primavera– a cualquier boca se entregaría. Lleve en su pecho y en su cadera un blando ritmo de paganía; y cuando cruza juncal la acera arde en sus curvas la sinfonía del ritmo blando de primavera. Quiere el capullo ser flor un día, la rama seca, ser haz de hoguera; sueña callada la sementera –bajo el influjo de primavera– ser un milagro de lozanía. Sueña la niña, sueña y ansía, sin que ella sepa qué es lo que espera, qué es lo que busca su fantasía; sin que ella sepa que desvaría porque lo manda la primavera. Zarpa con rumbo desconocido el ansia ardiente y aventurera, francos delirios la han sacudido porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Velo de novia tiene ceñido bajo las nubes la cordillera que al sol recibe de prometido, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. El gallo finge metiendo ruido –son martingalas del calavera– que gusanillos ha conseguido porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Aun la violeta –¡quién lo creyera!– sus timideces echó al olvido y en los arriates es la primera porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Anhela el mármol estremecido ser beso, risa, llama, gemido, ser rutinaria vida siquiera, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Detiene el tiempo su marcha artera, la lucha es menos sañuda y fiera: Luzbel, no hay duda, se ha convertido, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. El alma es otra. La vida entera es otra vida, y otra es la era, y otro es el mundo que hoy ha nacido, porque ya viene mayo florido, porque ya canta la primavera. Luis Rechani Agrait nació en Aguas Buenas en el año 1902 |
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