— Hay una voz — Hay una voz nacida en la campana que a mi recuerdo llama y lo despierta. Y hay una mano buena y hacendosa que me pone las botas y la espuela. Y hay un caballo, listo para el viaje, con las bridas atadas en el cepo. Y hay un pañuelo, única bandera sobre el amor diciéndome: "¡hasta luego!" Y habrá también un hijo, imagen mía, que cuando yo me canse en el camino recogerá la inextinguible lámpara para llevarla lejos, siempre lejos. * * * — Fuga — Nos iremos tempranito. Iremos de madrugada, por el camino mojado de besos de la mañana. ¡Qué alegría habrá en tus ojos! ¡Qué regocijo en mi alma! Seremos sobre el camino como dos canciones blancas. De vez en cuando, en la senda haremos una parada. Tú me dirás: ¿para qué? Yo te diré: para nada... Para aplacar la honda sed que en mi pecho siente el alma; para gozar de tus mimos, para escuchar tus palabras. Para comer de las fresas que en tu boca se desangran, ¡o para arrancar la espina que se te pegue a la saya! * * * Manuel Joglar Cacho nació en Morovis en el año 1898 |
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