— Las manos de Jesús — Blancas manos de nieve, manos de redención; de gesto noble y leve; ¡con qué dulzura llueve de ellas la bendición! ¡Manos como azucenas; manos de tal virtud que con sus gracias plenas se elevaron serenas sobre la multitud! Manos de transparencia pura como cristal; manos llenas de esencia; maestras de la ciencia con que se extingue el mal. Manos por milagrosas besadas con fruición, y elevadas piadosas sobre todas las cosas ávidas de perdón. Manos que tantas veces mostraron su poder multiplicando peces, consolando reveses, matando el padecer. Manos que destrozadas vertieron tanta luz; manos, por lo adoradas, altamente lloradas, al verlas taladradas por los clavos en la cruz. La sangre que vertieron gota a gota cayó; Tierra y Cielos la vieron; las tinieblas se hicieron y la tierra tembló... ¡Blancas manos de nieve; manos de redención; de suave gesto, y leve movimiento tan breve; manos de bendición! * * * |
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