Eres ahora mulata
todo el mar y la tierra de mis islas.
Sinfonía frutal, cuyas escalas,
rompen furiosamente en tu catinga.
He aquí en su verde traje la guanábana
con sus finas y blandas pantaletas
de muselina; he aquí el caimito
con su leche infantil; he aquí la piña
con su corona de soprano... Todos
los frutos ¡oh mulata! Tú me brindas
en la clara bahía de tu cuerpo
por los soles del trópico bruñida.