Te buscaré por el jardín del día
y en la noche también, cuando la sombra
es luz muerta en la plácida armonía
del silencio... Mi amor siempre te nombra.
Estás en todo, que mi ser te advierte.
Te siente el alma en la canción profunda
y sólo en no tenerte está la muerte,
pues tu fuerza invisible me circunda.
Ahora ansío arrancarte de la nada,
tenerte como ayer, junta tu mano
a la mía, de luces encarnada.
Pero aunque estás al corazón cercano,
vislumbro solamente tu mirada
en el mundo del sueño, tan lejano.