Tú no hagas daño al árbol. Sus altas ramas tiende
para albergar los nidos del pájaro cantor.
Cuando la primavera los rosales enciende
adorna los caminos, como una inmensa flor.
Dorados frutos tiemblan en los verdes ramajes
y su sombra te brindan los espesos follajes.
La copa, verde y alta, te sirve de sombrilla.
¿Quieres tú caridad más humana y sencilla?
Si ves cortar un árbol, con el corazón triste
pide perdón a Dios por el crimen que viste,
y a los que el daño hicieron, muéstrales tu tristeza.
Sin duda pasan ciegos por ante la belleza
y no saben que el árbol, en la tarde sin ruidos,
como una dulce madre mece los blancos nidos.