— Poema doce — Hoy humillaron mi yo. Me azotaron con el látigo del prejuicio Me hincaron en el alma los puñales de la incompresión, de la crueldad y de la ceguera– la ceguera de los insulsos del mundo, las puñaladas de los que pretenden aniquilar a los que tienen alma; las cuchilladas de los que vestidos de poder con una sonrisa te aplastan te dejan un sabor amargo, pero no te matan– sólo causan una honda tristeza en el alma y una terrible sensación de soledad y vacío que perturba del espíritu la calma. El ataque voraz de la víbora enjaulada me empuja hacia hondo abismo, me aleja de Tu esfera– me hace flotar ausente de Ser. y al fin me hace comprender que me han herido por ser pequeño yo; por haberme alejado de mi infinito Tú habiendo desgarrado el velo de la Inmensidad para ser sólo vulnerable mortal. Cúbreme de nuevo con la gaza divina del Azul; bríndame Yo tus alas para fundirme en Tú. No hay puñales ni heridas en la Eternidad. Retorna a mi alma la Paz. Nidia Tirú Torres nació en Mayagüez |
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