Este pétalo azul que bordé en mis anhelos,
en el claro de luna de una noche estival,
tiene sencillamente un poquito de cielo
y un poquito de mar...
Yo lo ofrezco a tus plantas con púdicos recelos
en el ánfora blanca de mi blanco ideal...
Es un ave que sabe del rumor de los vuelos,
¡mas no quiere volar...!
Quiere soñar contigo entre tus manos buenas,
que son hechas de nardos o tal vez de azucenas,
en la rueca divina de un hada fraternal...
Cógelo dulcemente con ternura y con celo,
pues no quiero que pierda ni un poquito de cielo,
¡ni un poquito de mar...!