— Plegaria al sol — ¡Oh, sol, eterna luminaria, riente en el nido y el portal de los palacios, incendiaria chispa que fulges inmortal!; ¡oh, tú el del fuego innumerable, que brillas en el universo y traspasas la sombra insalvable dando luz al cautivo allí inmerso!; que bendices, fecundas y puedes despertar al arbusto dormido; que de lo alto, en redes de oro, tienes los mundos suspendidos. Tu esplendor dulce y bienhechor crea calor, dilata el día; pero no tiene, yo diría, la fuerza de un rayo de amor. * * * Ramón Emeterio Betances nació en Cabo Rojo en el año 1827 |
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