Rica y potente savia te dio la exuberancia
que te adornó de flores y aromas tempraneras...
Honda raíz de instinto infiltró en tu fragancia
el veneno de ansias y anhelos sin esperas...
Y así me diste a medias y a medias me entregaste.
Que oculta y silenciosa, luz perdida en tu noche,
no se rindió a hombre alguno ni siguió tu desgaste
la esfinge que en tu fondo te miraba en reproche...
Cuerpo insolente y frágil, surgiste del arcano,
lejos e inaccesible para el Unico y Uno,
que encontró tardíamente tus caídos despojos...
Caprichoso y rebelde, inquieto e importuno,
ni siquiera lograste florecer a sus ojos,
ni siquiera supiste deshojarte en su mano...