— La raza hispano-americana — En su "ser" nuestra raza es una y trina: Hija de los pecados capitales, forjada con aceros de puñales, en un zarpazo de pasión caína. Surgió de una sangrienta sarracina que originaron odios ancestrales, entre hispanos leones imperiales y alados cóndores de la cresta Andina. Le dió su estirpe la nación Ibera, sus prejuicios, su sangre, su pujanza, sus tradiciones y su lucha homérica. Y por eso –ya en guerra, ya en bonanza– aun se ve caminando por la América a Don Juan, Don Quijote y Sancho Panza. * * * Rafael Martínez Álvarez nació en San Juan en el año 1882 |
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