— Insomnio — No hay brisa . El purpurino sol ardiente, del sofocante estío, en rayos quiebra su orgullosa frente que el suelo abrasan con su poderío. ¡Siento calor! ¡Me rueda la cabeza! ¡Qué ambiente tan pesado! ¡Oh! Tengo sed, mi amor. La fiebre empieza a devorar mi cerebro cansado. ¡Ah! ¡Qué fuego ! ¡Esta fiebre me sofoca! ¡Tengo miedo, mi bien! Fantasmas mil en algazara loca torvos asaltan mi abatida sien. ¿Qué quieren esas sombras a mi lado? ¿Ese cortejo umbrío que en confuso tropel desordenado viene a turbar el pensamiento mío? Huyamos, blanca paloma, de este fantástico suelo para elevar nuestro vuelo a otra región más feliz. Sí huyamos, bello lucero, de este cenit tan nublado; que otro cenit encantado hay, do podamos lucir. ¿Ves? La tarde es muy serena. La luz está agonizando y el horizonte esperando hambriento al último sol. Oye; el pájaro ya canta sus postrimeros amores, y cierran las gayas flores su casto broche de amor. ¡Presto morirá el crepúsculo! Ya la noche se aproxima. Y del monte por la cima alza la luna su faz. Ven, amor mío, y partamos, que una barca encontraremos do al empuje vogaremos que la brisa nos dará. Mira, del céfiro en alas volará nuestra barquilla dividiendo con su quilla las olas del vasto mar. Y unidos en tierno abrazo, yo iré mil trovas cantando; mientras tú vayas jugando del agua con el cristal. ¡Qué bello será, mi bien ir en popa... sin pesares, al son de lindos cantares que recuerden nuestro ayer! ¡Qué bello será en la noche ver la luna y las estrellas dibujar sus luces bellas en nuestro alegre batel! Ven, palomita, y marchemos de otro nido a disfrutar. No tengas miedo del mar; tú eres sirena de amor. Y el mar ama las sirenas, pues en sus bellas honduras habitan sílfides puras como la lumbre del sol. * * * — Boguemos— Boguemos, boguemos al son de los remos; la noche convida. ¡Qué bella es la vida que corre en el mar! El aura ligera, veloz, placentera, nos va susurrando, meciendo, empujando la barca fugaz. ¡Qué plácida calma gozando va el alma! La luna y estrellas, ¡qué luces tan bellas derraman aquí! Boguemos, bien mío, que en dulce desvío, tranquilo, halagüeño, vendra presto el sueño con ala sutil. No tengas recelo azul está el cielo, ¡la noche es tan pura! ¡Oh! todo me augura fortuna y placer. Mañana, hechicera, la lumbre primera del sol en oriente, te hará ver riente, fantástico edén. Boguemos, boguemos, al son de los remos; la noche convida, ¡qué hermosa es la vida la vida del mar! * * * Santiago Vidarte nació en Humacao en el año 1828 |
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