Tus ojos me obsesionan como los de Herodías...
Ciego de exaltaciones y de lujurias ciego;
entre tus ojos verdes y mis melancolías
yo deshojo la rosa profunda de mi ruego...
Embriagado de anhelos y de fiebres impías,
en el mar voluptuoso de tus ojos me anego...
y siento que florecen las ansiedades mías
en la divina magia de tu amoroso fuego.
Bajo el velo fragante de tu pelo, quisiera
embriagar mis deseos con tu carne hechicera...
y agitarme en tus brazos sensuales y divinos...
Tú gritarás entonces como una musa loca,
y yo pondré mis labios sobre tu roja boca
para que se unifiquen tus mieles y mis vinos...