Vergüenza
Jorge María Ruscalleda
No eras estrella, pero te buscaba.
En la luna de tierra eras mi sino.
El golpe fue de seda, pero vino.
En esa primavera te esperaba.
La suerte de sentir que me nombraba
la soledad del peso más dañino,
no fue la excusa, pero fue el camino
para sentir que el tiempo me ordenaba.
La perfección no quiero para nada.
Me basta con vivir en los contactos
que pueda propiciar cada llamada.
No tengo corazones con los pactos
que alumbren mi vergüenza derramada.
Duelen más tus palabras que mis actos.
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