Quizás en los transparentes corredores
de los signos que forman las palabras,
como en un agua de cristales escondidos
esté el rostro de dios, que es infinito.
La poesía, es otra cambiante agua,
suma interpretaciones y sentidos
con cada ser humano que en ella busca
el secreto último en sus signos.
Tal vez en esa agua de cristales,
que forma la memoria del que busca,
sólo encuentre respuestas singulares;
porque de ella piden, como en un rito,
el secreto último de los símbolos,
sin saberla, transparente pasadizo.